La cédula de habitabilidad.
La cédula de habitabilidad es un documento esencial en Cataluña que certifica que una vivienda cumple con los requisitos mínimos para ser considerada habitable. Este certificado es imprescindible para alquilar o vender un inmueble, así como para contratar servicios básicos como agua, luz o gas.
Por lo que respecta a los metros útiles mínimos, la normativa actual establece diferencias entre viviendas nuevas y antiguas. Para los edificios de nueva construcción, la superficie útil mínima requerida es de 40 m². Esta medida garantiza que la vivienda disponga de suficiente espacio para una sala de estar-comedor, una cocina, un baño y, como mínimo, una habitación. Además, estas viviendas deben ser aptas para ser ocupadas por dos personas y deben contar, como mínimo, con una sala, un cuarto de baño, un equipamiento de cocina, y prever una solución para el secado natural de la ropa.
En cambio, para las viviendas de segunda mano o antiguas (construidas antes del 11 de agosto de 1984), la superficie útil mínima se reduce a 20 m². Esta diferencia refleja los cambios en las normativas a lo largo del tiempo y permite que muchas viviendas más antiguas puedan obtener la cédula de habitabilidad.
Es importante destacar que, además de la superficie, hay otros requisitos que cumplir. Por ejemplo, la altura mínima de la vivienda debe ser de 2,5 metros en general, aunque se permite una altura de 2,2 metros en zonas como cocinas, baños y pasillos.
La cédula de habitabilidad no solo garantiza unas condiciones mínimas de vida, sino que también contribuye a mejorar la calidad de las viviendas en Cataluña. Para obtenerla, es necesario solicitar una inspección por parte de un técnico cualificado, que evaluará si la vivienda cumple con todos los requisitos establecidos por la normativa vigente.
Es importante tener en cuenta que la cédula de habitabilidad tiene una validez de quince años, tanto para viviendas nuevas como para viviendas usadas.